miércoles, 18 de diciembre de 2013

Monólogo imaginario a unas viejas amistades


Me encuentro reunida con viejas amistades; algunas rejegas, algunas legítimas, y otras indiferentes. Es una verdadera tristeza el haber crecido junto a estas personas y sentir el odio y envidia que existe entre algunos de ellos. 

Estar en vísperas navideñas inevitablemente despierta en mí una sensación de felicidad y agradecimiento; sentimiento acompañado por un amargo toque de reflexión.


Sin darle un toque elementalmente existencialista a esta conversación, quisiera comenzar por la casualidad de estar sentados en este preciso momento, alrededor de esta mesa. Es un hecho que Dios, el Cosmos, Karma o como se le prefiera denominar, nos ha reunido desde el momento de nuestro nacimiento; curiosa o estratégicamente, esta fuerza ha logrado que convergemos en esta precisa ciudad, en una misma sociedad, escuela, familia, época, contemporaneidad o intereses. En resumen coexistimos en dos conceptos elementales: Tiempo y Lugar. El tercer concepto o punto de intercepción, es la voluntad, que se refiere a la capacidad de elegir el propio dictamen o gusto, sin atención a otro respeto o reparo ¿A que quiero llegar con esto? Como lo mencioné anteriormente, todos nosotros hemos coexistido por alguna razón, sin haber tenido la oportunidad de elegirlo. Al paso de los años formamos una estrecha relación de cariño. En un inicio durante la niñez, llena de inocencia y vivencias por descubrir. Al paso de los años, durante la adolescencia esta amistad se vió opacada por rencores, envidias y disputas entre algunos de los miembros de nuestra pequeña colectividad; comportamiento considerado natural en el ser humano, ya que al final de cuentas todos luchábamos por convertirnos en adultos. Por lo tanto, fue nuestra voluntad el continuar unidos y experimentar los acontecimientos de la vida. Sin embargo, al cabo de los años unos nos fuimos a vivir a otros lugares, otros encontraron amistades mas afines a sus intereses, otros decidieron formar una familia; en fin, la vida nos hizo partir caminos.  Todos hemos atravesado cosas distintas, algunos han estado incondicionalmente ahí para los otros, otros nos hemos alejado por completo, otros han hablado mal de los otros y otros simplemente han callado. Hemos implementado la idiosincrasia podrida de la sociedad y hemos caído en su juego, temerosos de la felicidad o éxito ajeno, inclusive entre los nuestros. Hoy somos adultos, y estamos aquí por voluntad propia, no porque nos haya tocado vivir en el mismo lugar y tiempo. Por eso hago una petición especial ¿Porqué no realmente coexistimos y nos disfrutamos dejando atrás todo tipo de rencores pasados y envidias? ¿Por qué no realmente explotamos la voluntad propia y somos honestos con nosotros mismos? No debemos sentirnos obligados por la sociedad a comportarnos hipócritamente, yo estoy aquí porque quiero y siento un gran cariño y respeto por todos los que están sentados conmigo en esta mesa. Yo he dejado de cargar cadenas que nomás retrazaban mi paso y no me dejaban correr como lo hago ahorita. Así que lo digo de todo corazón, perdonen, olviden y realmente vivan; busquen su paz interior con el fin de dejarse sorprender por las maravillas de la vida y  las relaciones humanas. Que al cabo la felicidad no es legitima, si esta no es compartida.  

jueves, 30 de mayo de 2013

A tí

Será hasta entonces que comprendas el porqué me aleje; el porque me dí por vencida.
Te confesaré que nunca te dejé de extrañar,
Que te extrañe todas las noches, con o sin luna y que te sigo extrañando.
Te comentaré que soñé con tu toque perfecto acariciando mi espalda, mis labios, mi cuello.
También con tu voz susurrándome al oído palabras dulces, palabras sucias, o tan solo palabras.
Entenderás el porqué mi mirada perdida, mi espalda erguida y mi voz sofocada.
Entenderás porque no me permití sentirte.
Te abrazaré tan fuerte y rozaré tu cara para empaparme de ti y volverte a extrañar.
Te explicaré que ese día extinguí mis celos, mi rabia y mis deseos.
Que llegué a sentirte mas de lo que esperaba, a quererte mas allá de mi comprensión. Y que ese beso consumió mi amor por ti, aun que no sea cierto.
Te diré que las heridas que me dejas, no son más que señales de vida, señales de pasión. Que ni son heridas.
Que siempre disgustó tu trato al estar con tus amigos.
Que siempre supe que hablabas con ella y lo que significaba para ti.
Que eres pésimo para bailar, aunque creas lo contrario.
Que me molesta tu manera de pensar, tu impuntualidad y tu estilo de vestir.
Tu persona arrogante y egoísta.
Que odio que seas tan despistado y que me hicieras reír cuando estaba enojada.
Que te prohíbo casarte y ser feliz. Que te impido ver a otras mujeres.
Que me encantan tu manos, tus brazos y tu espalda. Tu sonrisa.
Que ellos nunca me cayeron bien y ellas tampoco.
Que me arruinaste el tenis, el basketball y las competencias de patinetas.
Que me recuerdes cada vez que te subas a un velero, que vayas a esa ciudad, que toques la guitarra y que escuches aquella canción.
Que eres un mentiroso y que no te creo nada.
Que me enfurece que me dejarás plantada,
me cambiaras los planes y sabotearas mis ilusiones.
Que yo contigo me hubiera escapado.
Que nunca perdoné que me arruinaras una amistad.
Que tus pretextos son los peores y tus detalles a veces..
Que eres un inmaduro y un niño mimado.
Que a veces me aburre tu manera de contar historias.
Que me desespera que me interrumpas.
Que te extrañe muchas borracheras, fiestas y domingos.
Que te extrañé todos los días de la semana.
Que me saboteaste aventuras y que hoy te lo agradezco,
porque hoy me da la gana.
Que nunca te voy a olvidar..
Que siempre pensé que ibas a ser tú. Siempre quise que fueras tú.
Que no tienes ni la mínima noción de lo que es querer.
Y mas que nada,
Que hoy decido decirte adiós.

martes, 7 de mayo de 2013

8 de mayo


Les quiero compartir una experiencia por la que pase el día de hoy.

Era un día común y corriente para mí, me dirigía a una clase por lo que me vi obligada a tomar el metro, que hoy en día es una de esas acciones que hago ya por inercia y en modo automático. En cuanto llegó el tren me apresure a sentarme en el primer asiento que estaba disponible, me di cuenta que había chocado con una persona pero ni siquiera le dí importancia. Cuando estaba sentada, miré hacia al frente para ver con quien había chocado y capté que era un señor que tenía todo el aspecto de ser un vagabundo, como los miles de los que veo todos a diario en esta ciudad, por lo que ni siquiera le tome importancia. Conforme empezó a avanzar el metro este señor comenzó a hablar y a capturar la atención de todos los que estaban a la redonda. Al principio pensé que al igual que todos los vagabundos iba a empezar a cantar, bailar, orar, recitar manifiestos o lo que sea con tal de conseguir dinero, pero al enfocar mi completa atención en él, me di cuenta que este señor tenía una malformación en las manos, de esas que parecen de nacimiento y que caminaba chueco. Después noté que eran quemaduras, ya que también tenía cicatrices en su cara. Me sentí un poco conmovida por lo que decidí prestar atención a lo que decía. Estaba dirigiéndose (con voz fuerte y con el acento que caracteriza a los afroamericanos) a un joven que tenía finta empresarial porque traía puesto un traje. Le estaba pidiendo que le regalara una sonrisa. El joven dudoso por la petición tan peculiar de este señor, después de varias muecas decidió sonreírle con todo y dientes, era una sonrisa auténtica. El señor comenzó a dirigirse a las demás personas del vagón, que probablemente éramos unos cuarenta y tantos. Seguía pidiendo sonrisas y seguía siendo ignorado. Después otro joven decidió sonreírle. El señor ahora pedía conseguir solo 5 sonrisas en el vagón. A medida de que la gente iba sonriendo poco a poco y con mucha desconfianza, el  vagabundo pedía con tanto furor y entusiasmo mas sonrisas que ya la gente empezaba a reírse sin querer e incluso ya soltaba carcajadas. Yo fui la carcajada número 5. Pero esta cadena de risas se comenzaba a desatar en el vagón. Eso si ninguna de las sonrisas se le pasaban, todas las contaba, había llegado a las 10. Lo mas curioso de todo es que las personas que habíamos decidido sonreírle, ya nos sonreíamos entre nosotros, nos sentíamos unidos o parte de algo, ya no era un espacio lleno con puros extraños. Había conseguido 12. A medida de que se aproximaba la próxima parada del metro, el señor dijo haberse sentido agradecido con Dios y afortunado de poder haber conseguido tantas sonrisas y haber estado con nosotros durante ese trayecto; dijo que el no necesitaba mas que eso, el habernos hecho sonreír.Esto me llevó a reflexionar que una sonrisa no cuesta nada y puede dar mucho. A mi, este señor me hizo el día porque me regalo esas 12 sonrisas que consiguió. Me hizo entender que todas las personas por mas diferentes que seamos en raza, nivel socioeconómico, cultura, sexo y edad siempre nos podemos hacer un gesto de amabilidad tan simple y sencillo, como sonreír y recibir paz a cambio. Nunca vamos pidiendo sonrisas por la vida por eso hay que sonreír siempre, regalarlas, ya que nunca sabemos cuando le podemos hacer el día a un extraño.

domingo, 14 de abril de 2013

Hoy

Quiero decir esto al aire,
Porque el aire siempre me escucha,
En ocasiones hay respuesta,
Aunque generalmente prevalece en silencio.
Mi leal remitente,
Mi expectador invisible.


No me espero nada y lo quiero todo, con el tiempo y la experiencia he aprendido que el tener altas expectativas siempre arruina la realidad, por eso decido vivir con lo que tengo, tomo lo bueno de cada cosa y hago de mi presente un buen rato. Esto no significa que mis deseos, metas y objetivos sean bajos, al contrario, son muy altos, pero soy una fiel creyente de que hay q trabajar duro para lograr lo que realmente se quiere. Hoy me doy cuenta que muchas cosas que antes importaban, han dejado de tener peso en mi. Me doy cuenta que los juicios ajenos, son ajenos y no deben de afectar mi estado de humor, mi esencia y mucho menos mi autoestima. Confiezo que me preocupa la repercusión de mis acciones en las demás personas, pero no me repercute lo que los demás hacen. Se que nunca voy a poder controlar lo que los demás piensen, sientan y por mas que quiera no voy a poder arreglar su vida porque no me corresponde. Los humanos somos necios, egocentristas y abnegados. Soy creyente de que hablando se entiende la gente pero que a veces el silencio o las acciones pueden decir mas que las palabras.

sábado, 2 de marzo de 2013

Esto lo escribí a principios de este año. A casí 3 meses de haberlo escrito me doy cuenta de que muchos de mis propósitos se han vuelto realidad mientras algunos siguen pendientes o en proceso.
No me había atrevido a publicarlo porque expresó detalles de carácter personal. Sin embargo, hoy decido abrirme, espero y sea de su agrado.

11 de enero del 2012


Es un año nuevo y me encuentro con miles de expectativas y un que otro propósito; lo típico y lo espontáneo: perder peso, hacer deporte, viajar, conocer gente, vivir en una nueva ciudad, aprender muchas cosas nuevas, hacer un diplomado, trabajar  y ¿encontrar el amor? Lo que me lleva a hacer una reflexión sobre el año pasado.
El 2012 no solo me dejó una gripe impresionante, si no unos kilitos de más, un que otro moretón,  gastritis y una crisis existencial. Pasé por numerosos momentos muy amargos, probablemente de los mas desagradables que he vivido; además, sufrí la partida de uno de mis seres mas queridos y me tocó ver a mi papá mas triste que nunca. En definitiva pareciera que no la pasé nada bien. Sin embargo, también fue el año en que recibí un título profesional, hice nuevas y buenas amistades, viaje muchísimo, fui a varios conciertos, me destaqué en clases, fui a museos, gané y perdí apostando; viví nuevas experiencias, enloquecí, tuve un amor fugaz y a lo mejor un poquito mas que eso, cumplí 23 años, hice las paces con mis papás o mas bien conmigo misma, me acerque a Dios, perdoné a la iglesia, tire los rencores y resentimientos del pasado (todos), bebí varias botellas de buenos vinos, comí en excelentes restaurantes, leí 12 libros, descubrí el amor por el chocolate amargo, por el té y también mi debilidad por los atardeceres. Me queda  grabada la imagen de un buen momento de año: un velero en una bahía serena, rumbo al cauteloso mar.
Viéndolo en retrospectiva, el 2012 fue un año lleno de crecimiento personal, físico y espiritual para mí.  Me enseñó a ser mas prudente en mis palabras; me enseñó que la impulsividad no se lleva bien con las situaciones delicadas; que siempre hay que saber a donde se quiere llegar; que entre mas das, más recibes; que siempre hay que salir bien arreglada; que cuando desayuno cereal me da hambre a las 2 horas; que lo que pasa en Las Vegas se queda allá; a no gritar cuando hablo; a no hablar mal de nadie; a no juzgar; a hacer lo que yo quiera siempre y cuando no le haga daño a los demás; que la belleza se acaba tarde o temprano; a respetar a mis mayores y sobre todo a mis papás; aprendí que siempre seré una hija por mas que crezca o cumpla años; a decir me vale madres, de vez en cuando; a olvidar; a no sentir nada cuando no vale la pena y a sentir mucho siempre que lo amerite el momento; que nunca es bonito escuchar a una mujer diciendo groserías; que debo de traer repelente de moscos en la bolsa; que la cerveza es pan líquido y que no puedo estar mas de 45 minutos en el sol; que soy una eterna enamorada, que me encanta hacer ejercicio y que puedo llegar a ser una persona obsesiva-compulsiva; a no pasarme de copas porque siempre me caigo; a no tomarme todo tan a pecho; que todas las personas cargan con su propia cruz y que nunca debo de tener expectativas muy altas; pero sobre todo aprendí que no soy el centro del universo.
Agradezco de todo corazón a todas las personas que fueron parte de mi 2012 y estuvieron conmigo en mis buenos y malos ratos. Espero que el 2013 traiga consigo mas experiencias, aprendizaje, risas, salud y sobre todo felicidad.


miércoles, 9 de enero de 2013

Un encuentro


Hoy me aturde tu distintivo.
Aquel que me volvía loca, aquel del cual me creía exorcizada.
¿Eres personaje de una alucinación?
Tantas risas soltamos,
Tantas melodías bailamos,
Tantos paisajes vimos,
Tantas noches velamos.
Y hoy entiendo el porque de mi sosiego.
Y es que mi mente me engaña,
Pero mi corazón lo aclara.
¿Cuánto tiempo habrá ya transcurrido?
Realmente fuiste mío.

Olor a despedida


El percibió un olor a despedida palpable, latente casi tangible.
Ella se había tornado fría hacía días atrás,  se comportaba indiferente.
Pareciera que se había convertido en un ente sin vida,  sin luz, impaciente.
El trató de aminorar el espacio entre ellos.
Ella le dió un beso en la mejilla, de esos que se pierden en el aire.
El olor a despedida era palpable, latente, casi tangible.



Pasaron días, semanas, meses o años. El tiempo es relativo cuando se vive en duelo. El tiempo es relativo cuando se vive. 

martes, 8 de enero de 2013

¿Amor?


¿Amor?
Ese sentimiento que quema,
Que viene desde lo mas profundo de mi ser y me hace estremecer,
No se si sea bueno o malo,
Pero al final del día, el sentir es parte de estar vivo.
Y despreciar cualquier vislumbre de vida sería como desear la misma muerte.

Conmigo o sin mí



Conmigo o sin mí.

¿No quieres saber nada de mi? Allá tú,
quédate con este momento, el hoy, lo que vives y déjame atrás.
Olvídate de mi, aprovecha donde te encuentras, vive al máximo y disfruta.
Que los placeres así son momentáneos,
Aprovecha tu cuerpo fuerte, que aún soporta los desgastes y maltratos.
Agótalo, recupérate y vuelve a abusar de el,
que etapas como esta no se repiten en la vida.
Si no me recuerdas en tus momentos felices,
porque habría yo de seguir pensando en ti.
Digo con certeza que el día de mañana extrañarás estar en mis brazos,
te harán falta mis palabras.
Vas a necesitar a alguien que escuche tus deseos, tus lamentos y tus opiniones.
Extrañaras que alguien se atreva a soñar contigo.
Entonces sentiré lastima por ti, ya que no preciso estar ahí.
Digo esto al aire, ya que no se si me atreva a olvidarte, como tu lo hiciste de mi.
Pienso en ti cuando la paso bien, pienso en ti cuando la paso mal.
Probablemente esa es la razón de mi delirio.
Siento impotencia al estar ausente en tus pensamientos
¿Que debo de hacer para plantarme ahí?
Mejor consigo el coraje y valentía que se requieren para dejarte ir,
ya que no logro adentrarme en ti.
Hoy te digo, que te marches y te des esa vida hedonista que siempre quisiste pero la sociedad tanto critica.
Desátate, empápate y sacia esa necesidad que tienes por vivir,
que al cabos aquí estaré yo esperando que regreses a mí.