miércoles, 23 de mayo de 2012


Carta a mis contemporáneos.

Yo creo que México es un país con mucho potencial pero con muchas limitantes. Un lugar con ciudadanos inteligentes, capaces y trabajadores pero muy conformistas. Una nación con ideales basados en una economía obsoleta, donde se le apuesta a los recursos naturales y a la mano de obra barata. Un país de pocos dueños y muchos trabajadores, donde se concentra la riqueza en pocas manos nomás porque el gobierno lo permite. Una nación donde se culpa a la corrupción de todo y “ya no se puede cambiar nada”.
De igual manera México es el país en donde el miedo, los asaltos, los secuestros y los asesinatos son ingredientes de la vida cotidiana. Es el lugar donde es normal que existan fosas plagadas de cadáveres en terrenos baldíos y donde la palabra de la mujer vale menos que la del hombre. Donde la justicia y la ley existen solo para los que no pueden comprarla.
Un país en el que se evoca al populismo; donde hay millones de mexicanos educados para vivir esperando en cola las sobras que le da el gobierno. Donde se cree que el mejor político es el que mas obra pública construye o mas subsidios garantiza, volviéndonos adictos a sus miserias. Por ejemplo, una fiesta multimillonaria en celebración a la Independencia de México o edificios en conmemoración de dicho evento, como la “Estela de luz en México D.F. que costó tan solo mil 110 millones 575 mil pesos y no tiene función alguna mas que consumir cantidades impresionante de luz. ¿Qué a caso a nadie le molesta las miles de obras públicas mal pensadas y mal ejecutadas? ¿Qué las carreteras privadas te cobren y estén llenas de baches? ¿Y peor aún que ese dinero vaya para el hermano  del tío del compadre del senador que tiene una constructora?
Está claro que los mexicanos pagamos por una democracia muy cara y poco eficiente, con partidos excesivamente bien financiados y poco representativos. Donde el gobierno se beneficia junto con los suyos a costa de sus ciudadanos.
Es momento de cuestionar las acciones de nuestros dirigentes y de darnos cuenta que es lo que hace a México un país con tanta desigualdad económica ¿O ahora es motivo de celebración y orgullo que el millonario mas grande del mundo comparta nacionalidad con mas de 50 millones de personas viviendo en condiciones de pobreza? Yo creo que debemos de exhortar un gobierno capaz de confrontar y regularizar los monopolios. Un gobierno transparente, capaz de invertir lo que debería en infraestructura, en educación, en salud o en creación de empleos, sin falsas limitantes. Debemos de exigir una ética gubernamental, que incluya reformas al gasto público y que recorte el derroche y privilegios que permite a nuestros gobernantes.
La situación actual de nuestro país no solo es culpa de quienes nos gobiernan si no también de todos los ciudadanos, por no ser participes y no exigir resultados. En México no solo falta un buen gobierno también falta una buena sociedad.
Nunca es demasiado tarde para convertirnos en ciudadanos activos y comenzar con la difícil tarea de rescatar a México. Ha llegado el tiempo en el que nosotros, los jóvenes, nos empecemos a preocupar por la situación de nuestro país. Es nuestro deber como ciudadanos cuestionarnos e informarnos acerca de lo que está pasando y de empezar a tomar cartas en el asunto. Debemos de estar dispuestos a alzar la voz, a llevar a cabo pequeñas acciones que produzcan grandes cambios, a sacrificar nuestra zona de seguridad personal para que otros la compartan, a pensar que el bien es tan contagioso como el mal, pero mas que nada debemos de estar dispuestos a estar comprometidos a actuar para demostrarlo.
Los mexicanos cada seis años esperamos a que llegue alguien que de una ves por todas solucione nuestros problemas. La realidad es que no va a pasar.
Con las elecciones en puerta, ya nos toca analizar que es lo que los candidatos nos están proponiendo y que es lo que realmente debemos de exigir. Es nuestro deber informarnos y no solo por los medios masivos de comunicación como los son los periódicos, Televisa o TV Azteca, que claramente manipulan a su conveniencia lo que realmente sucede en el país y mas en cuestiones políticas. Nos toca a nosotros los jóvenes componer lo que no funciona. Y como dice José Antonio Crespo, votar por el partido menos malo, equivale a comprar la fruta menos podrida, en lugar de presionar al vendedor a que de ahora en adelante venda pura fruta fresca. ¿Qué a caso nadie esta harto de que México no crezca, no avance, ni prospere lo suficiente?
Está claro que nuestro sistema gubernamental necesita una limpia exhaustiva de “trabajadores” y si de algo estoy segura y es que si el PRI vuelve a Los Pinos, será un retroceso para nuestra nación. Votar por Enrique Peña Nieto, es votar a favor de la impunidad de Carlos Romero Deschamps, Moreira, Mario Marín, Manlio Fabio Beltrones, Arturo Montiel, y todos sus secuaces. Es apoyar su riqueza a costa de la violación de nuestros derechos civiles. Es estar a favor de un país que se percibe como fuente de riqueza, donde los recursos importan mucho y los habitantes poco. Un país sin justicia, un país sin educación, un país conformista, un país inseguro, un país de minorías.
¿Qué a caso nadie esta cansado de guardar silencio?