¿Será que la carencia de tácticas para encontrarte me hace
extrañarte mas? ¿será que eso enaltece tu importancia en mi vida, en mi
existir?
Admito que de cierta manera me intoxica el saber que has conocido a
otras mujeres; que me ciego ante la idea de que has rosado tus gallardas extremidades
con las suyas y las has guiado a seguirte al compás de esa danza tan campante,
inexperta y seductora, tan embriagante, tan tuya; confieso, que el tan solo
pensarlo me causa un escalofriante dolor en las entrañas que provoca se me humedezcan
las mejillas, se me caliente la espalda y se me sofoquen los pulmones ¿Me
habrás desconocido tan fácil, tan despiadadamente? o sencillamente ¿habré sido
algo transitorio e inocuo para ti? Me desbarato pseudo-convenciéndome en que
soy lo mejor que te ha ocurrido, en que fuiste tan feliz conmigo como con
nadie, y encuentro confort en la idea de que ninguno es reemplazable; sin
embargo, se con certeza que lo que
bien se desaprovecha, se pierde, y puede ser que esa sensación dure mortalmente
(cuando el escenario lo amerite y no permita que se llene el vano).
- A destiempo
lo declaro, de lo único de lo que estoy segura es que te pienso y extraño
incesantemente. -
Lo que me lleva a ponderar que toda persona es irónicamente
insustituible; el carácter propio, los gestos naturales, y los característicos
movimientos, transforman la kinésica,
los ideales y el físico, en seres de desemejante condición. Solo nos hace coetáneos
en este mundo, pero nos inducen a revolvernos en nuestro propio universo, en relación
a nuestras propias batallas, vivencias y experiencias; innegablemente el tiempo
nos transforma con nuevos acometimientos a cada segundo. Por eso me aterra sin
igual la noción de que nuestros cuerpos se tropiecen en un futuro, y que nuestras
almas se desconozcan, se repelen y desprecien irrefutablemente. Así vislumbro que
a pesar de que siempre me ha sido fácil conocer gente, hacerme de amistades y
de que jamás me ha faltado compañía cuando la he necesitado, han sido contadas
las personas con las que efectivamente he concebido una conexión profunda y
prodigiosa. Insaciablemente, hoy mas que nunca valoro tu presencia en mi haber
y maldigo el paralelismo de nuestras realidades. Ahora te necesito, así como
eres, así como te conocí, así como te quise,
- así como te quiero - .
Deseo con ánimo
que te niegues junto a mi a aceptar las incomodidades que imperan nuestros
lamentos, para así encontrarnos sin tiranía, sin trincheras y
vivir–nos.
¿Será
que escribo esto con la esperanza de que te encuentres en estas líneas y vuelvas
a mi?
-Sí.
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