miércoles, 2 de julio de 2014

Aquella melodía

Aquella melodía
Por Begoña Félix

Dancé al ritmo de la música,
me perdí en su hermosa partitura
Sorprendida por esa interpretación ambigua,
tan ligera como profunda,
jamás observé tu batuta.

Aquella exquisita virtud para ejecutar como solista,
Te abrió una senda para dirigir la orquesta,
ni Arturo Toscanini conservaba tu elocuencia.

Con amplio juicio de la técnica,
Deleitaste a los oyentes, a los observadores.
Demostraste tener un absoluto control sobre la intensidad del sonido, la dinámica de los instrumentos,
A armonizar sin mayor argumento.

Rechinó el violín, resopló la flauta,
No hubo una sola falta.

Culminó la función y saludaste al publico según las reglas de etiqueta,
(Hasta Stamitz hizo acto de presencia)
Mientras que con la cabeza agachada, aparentabas humildad,
El público tributó con afabilidad.

- Se cierra el telón -

La melodía resonó eternamente
el silencio subjetivo retumbó por un largo tiempo.
Con aquella exquisita virtud para ejecutar como solista,
Y ese amplio conocimiento de la técnica de orquestación,
El mérito era tuyo sin igualación.

Celebrabas tu majestuosa interpretación,
Nadie se adosaba a tu grandeza.
Los mayores, perplejos, observaban con inexperiencia.

(“Soy digno de la fama”, repetías en tu cabeza)

Fue en ese instante en que la luz se apagó,
En que mi instinto fungió con razón.
El estar en el estrado, era tu única cualidad.
Pues en el firme yacía tu fragilidad.
La sorprendente confidencia para opacar a los demás,
No era mas que una manera para aparentar tu inseguridad,

Completamente el cielo se despejó,
que hasta tu majestuosidad revocó.

[Tu batuta era de CARTÓN no de MADERA]

Ese deseo voraz por atención,
exhaustivo, delirante,
era ya visible en tu semblante.
Esa presentación fue tu mayor redención,
Pues el caos desde ahí resonó.
Aquella música perdió su encanto,
Las notas se desvanecieron bajo un manto.

Atormentado y avergonzado, huiste desmantelado.

Y yo sabiendo que jamás bailaría esa sublime composición.
Aprendí a escuchar tu silencio, a organizar tu continua pausa.

A vivir sin ti, sin añoranza.
Esa compleja melodía, 
retumba desafinadamente sin mi alabanza. 

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