No me había atrevido a publicarlo porque expresó detalles de carácter personal. Sin embargo, hoy decido abrirme, espero y sea de su agrado.
11 de enero del 2012
Es un año nuevo y me encuentro con miles de expectativas y
un que otro propósito; lo típico y lo espontáneo: perder peso, hacer deporte,
viajar, conocer gente, vivir en una nueva ciudad, aprender muchas cosas nuevas,
hacer un diplomado, trabajar y
¿encontrar el amor? Lo que me lleva a hacer una reflexión sobre el año pasado.
El 2012 no solo me dejó una gripe impresionante, si no unos
kilitos de más, un que otro moretón,
gastritis y una crisis existencial. Pasé por numerosos momentos muy amargos,
probablemente de los mas desagradables que he vivido; además, sufrí la partida
de uno de mis seres mas queridos y me tocó ver a mi papá mas triste que nunca.
En definitiva pareciera que no la pasé nada bien. Sin embargo, también fue el
año en que recibí un título profesional, hice nuevas y buenas amistades, viaje
muchísimo, fui a varios conciertos, me destaqué en clases, fui a museos, gané y
perdí apostando; viví nuevas experiencias, enloquecí, tuve un amor fugaz y a lo
mejor un poquito mas que eso, cumplí 23 años, hice las paces con mis papás o mas
bien conmigo misma, me acerque a Dios, perdoné a la iglesia, tire los rencores
y resentimientos del pasado (todos), bebí varias botellas de buenos vinos, comí
en excelentes restaurantes, leí 12 libros, descubrí el amor por el chocolate
amargo, por el té y también mi debilidad por los atardeceres. Me queda grabada la imagen de un buen momento de año: un velero en una
bahía serena, rumbo al cauteloso mar.
Viéndolo en retrospectiva, el 2012 fue un año lleno de
crecimiento personal, físico y espiritual para mí. Me enseñó a ser mas prudente en mis palabras; me enseñó que
la impulsividad no se lleva bien con las situaciones delicadas; que siempre hay
que saber a donde se quiere llegar; que entre mas das, más recibes; que siempre
hay que salir bien arreglada; que cuando desayuno cereal me da hambre a las 2
horas; que lo que pasa en Las Vegas se queda allá; a no gritar cuando hablo; a
no hablar mal de nadie; a no juzgar; a hacer lo que yo quiera siempre y cuando
no le haga daño a los demás; que la belleza se acaba tarde o temprano; a
respetar a mis mayores y sobre todo a mis papás; aprendí que siempre seré una
hija por mas que crezca o cumpla años; a decir me vale madres, de vez en cuando; a olvidar; a
no sentir nada cuando no vale la pena y a sentir mucho siempre que lo amerite
el momento; que nunca es bonito escuchar a una mujer diciendo groserías; que
debo de traer repelente de moscos en la bolsa; que la cerveza es pan líquido y
que no puedo estar mas de 45 minutos en el sol; que soy una eterna enamorada,
que me encanta hacer ejercicio y que puedo llegar a ser una persona
obsesiva-compulsiva; a no pasarme de copas porque siempre me caigo; a no
tomarme todo tan a pecho; que todas las personas cargan con su propia cruz y que
nunca debo de tener expectativas muy altas; pero sobre todo aprendí que no soy
el centro del universo.
Agradezco de todo corazón a todas las personas que fueron
parte de mi 2012 y estuvieron conmigo en mis buenos y malos ratos. Espero que
el 2013 traiga consigo mas experiencias, aprendizaje, risas, salud y sobre todo
felicidad.